Mujeres carpinteras: desafían al mercado laboral y rechazan ser funcionales a un sistema “que no nos sirve”

Mujeres carpinteras: desafían al mercado laboral y rechazan ser funcionales a un sistema “que no nos sirve”
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Por Lola Sánchez

Hay cada vez más mujeres que trabajan en oficios como albañilería, plomería y carpintería están siendo ocupados. Estadísticamente siguen subrepresentadas en gran parte de los sectores de trabajo, pero mientras los proyectos avanzan y se convierten en referencia para otras compañeras la realidad empieza a cambiar.

Para conocer la realidad de las trabajadoras que ocupan roles en ámbitos masculinizados, El Extremo Sur dialogó con un grupo de carpinteras de Luján, quienes no solo rompen estereotipos, sino que asumen el trabajo de un modo diferente, a través de una Cooperativa.

Al igual que otras trabajadoras en sectores históricamente masculinos, suelen capacitarse por voluntad propia y agruparse con otras mujeres en asociaciones o cooperativas, ante la falta de respuesta de los espacios más típicos de la industria. Son caminos que se transitan de manera colectiva, construyendo equipos de trabajo orientados a la producción, pero también planteando un paradigma sociopolítico alternativo. Son mujeres decepcionadas con un sistema que consideran injusto, por lo que llevan adelante su tarea con un profundo sentido de cambio y superación.

De esta manera trabajan las carpinteras de la Cooperativa CoopRAM de Arte y Reciclado de Madera establecida en Luján (Buenos Aires) desde 2020. Se reconocen como una cooperativa feminista, trabajan por pedidos o en articulación con otras mujeres emprendedoras y brindan un espacio seguro para compañerxs que quedan fuera del mercado. Además, reivindican un modo de producción sustentable al utilizar madera reciclada.

La iniciativa se construyó como un proyecto político frente a un escenario laboral precarizante para mujeres y diversidades. De acuerdo a los datos de la ECETSS 2018 en Argentina, hay grandes diferencias en la distribución de las mujeres y los varones entre ramas de la actividad económica y ocupaciones con igual nivel de calificación. Las ramas de actividad de mayor feminización en el país son el Trabajo doméstico en casas particulares (100%), la Enseñanza (73%) y los Servicios Sociales y de salud (69,4%). Mientras que las ramas con menor participación son la Construcción (2,3%), el Transporte, almacenamiento y comunicaciones (15,0%), las Actividades primarias (16,6%) y la Industria manufacturera (26,5%)

Por otra parte, las principales diferencias entre mujeres y varones están dadas en las actividades de productividad baja y media. La participación de las mujeres es superior en las actividades de baja productividad (74,7% vs. 40,7% en los varones), mientras que la de varones es mayor en las de media productividad (49,3% vs.15,6%).

La falta de oportunidades y la precarización del mercado formal de trabajo hizo que mujeres y diversidades apostaran por formas alternativas de ejercer sus oficios. No buscan la acumulación de capital, la jerarquización de los puestos ni la comercialización en masa. Trabajan en equipos horizontales y se insertan en la sociedad con una conciencia política activa.

“No queremos ser funcionales al sistema”

“La Comisión de la CoopRAM está formada por un grupo de mujeres que nos fuimos conociendo en la lucha y en la calle, dentro del feminismo y las agrupaciones políticas”, comenta a El Extremo Sur Aldana Reyes, una de las integrantes de la carpintería. Junto a ella están Nora Griffini y Violeta Bermúdez, quienes acompañan y coinciden con la visión expresada por su compañera. En total, son nueve mujeres que trabajan de manera permanente en el taller. Marisa Bianchi, Liliana Rossi, Karina Perrone, Nora Cartílago, Marcela Cuevas y Lucía Aboy también son parte del grupo.

“Ninguna se sentía cómoda con las formas de las agrupaciones políticas, entonces hicimos un rejunte. Un día en la casa de una de las compañeras planteamos las problemáticas: la situación en la cuál estamos las mujeres, la forma de salir de eso y cómo nos proponemos cambiar el sistema y las prácticas políticas dentro de la sociedad”, indica Aldana.

“Una de las compañeras tiró la idea de hacer una carpintería, un taller de arte y reciclado de madera, se veía como un sueño lejano, pero trabajando mucho, poniendo mucho de su parte cada una, hoy tenemos el talle. Por suerte tenemos mucho trabajo, nuestro proyecto a futuro es hacer módulos habitacionales para mujeres y diversidades en situación de vulnerabilidad. Cada una tiene su idea, su pelea, su aporte en cuanto a las ideas, a lo que es político, además de ser carpinteras también somos un proyecto político. No es fácil, es difícil, es un trabajo de todos los días, es ponerse de acuerdo, pero lo vamos llevando bastante bien”, remarca.

Cada una de las carpinteras tiene una trayectoria profesional previa a la carpintería, lo que les permitió saber lo que no querían: “sabemos las prácticas de las cuales no queremos ser funcionales. Sabemos que este sistema, tal como está planteado no nos sirve a las mujeres ni a las diversidades, ni como seres humanos. Lo que planteamos a partir de nuestro recorrido es cambiar eso, tener una opción diferente”, señala Aldana.

Cuestionan las bases fundamentales de la lógica laboral tradicional, que no siempre ha estado abierta para mujeres y diversidades.

“La idea es el trabajo en comunidad. El poder plantearnos una meta y encararlo de la mejor manera sabiendo que queremos cambiar lo que el sistema nos propone”, cuenta Aldana. “Uno va a trabajar a una fábrica como esclavo del patrón, se rompe el cuerpo y cuando ya no sirve más, lo echan. En otros lados, somos números”.

“En lugares donde hay un patrón y mujeres, siempre recibimos algún tipo de acoso, no podemos opinar porque somos mujeres y ‘no pensamos’. Todas pasamos por situaciones complicadas en cuanto a lo laboral”, dice Aldana en relación a sus compañeras.

La terapia del martillo

El taller es, para estas mujeres, un proyecto político con grandes alcances; representa una praxis social y un vínculo profundamente arraigado en la idea de sororidad.

“La carpintería también, al igual que otros oficios, está pautada como un trabajo de hombres porque es un trabajo de fuerza. Pero nosotras armamos cosas increíbles, armamos cosas que no nos imaginamos nunca que podríamos llegar a armar”.

Además de la implicancia colectiva que posee su trabajo, Aldana resalta que también hace su aporte a la vida personal de cada compañera. “A veces nos ayuda desde el lugar de la terapia. Hay días en los que una viene nerviosa, o con algún problema, y la llamada ‘terapia del martillo ‘acá adentro, sirve para descargar todo lo malo; además es un lugar de contención, siempre está el lugar del mate, de la charla, entre nosotras nos ayudamos a superar nuestros propios problemas, sabiendo que todas pasamos por situaciones parecidas. Está muy presente la empatía, el saber que podemos darnos una mano, construir redes entre nosotras y otras cooperativas para cambiar este sistema que ya nos dimos cuenta que no sirve”.

El modo de trabajo, junto al proyecto político de las compañeras, permite que las carpinteras ejerzan su oficio de modo horizontal, sin necesidad de estructuras jerárquicas o verticalistas.

“El sistema te lleva a competir. Cuanto más trabajás, más sabés, te suben de categoría, te aumentan el sueldo, estás compitiendo todo el tiempo con el compañero de al lado. Nosotras queremos cambiar esas prácticas. Ponernos en el lugar de la compañera, manejar nuestros tiempos. Nosotras no competimos, trabajamos juntas. Se vende, se saca para los gastos cotidianos y el resto se reparte. Quedamos todas en el mismo nivel”, subraya Aldana.

Según uno de las últimas actualizaciones de datos de Cooperativas y Mutuales (2019), existen alrededor de 8600 cooperativas activas en la Argentina. Muchas están integradas enteramente por mujeres y diversidades, que migraron del mercado tradicional hacia espacios más horizontales motivadas por las mismas razones que las carpinteras. En ellas se construyen espacios seguros, libres de discriminación y abren la posibilidad de ampliar la libertad financiera de este sector, uno de los más golpeados por la economía y en este último tiempo, por la pandemia.

La CoopRAM anunció el pasado año la constitución oficial como Cooperativa, resaltando el carácter popular y horizontal de este modo específico de trabajo.

“Elegimos esta forma de trabajo cooperativa como proyecto político y como una postura ideológica que nos permite construir desde un proceso solidario, sororo, asambleario y eco ambiental, con lógicas y prácticas feministas. Celebramos que el trabajo cooperativo sea una alternativa real y concreta al mercado de trabajo formal que excluye a nuestras compañeras y gran parte de nuestro pueblo”, escribieron en diciembre de 2021.

En este sentido, se reconocen y reivindican como “trabajadoras de la economía popular y circular, que ha organizado a la mayor parte de lxs trabajadorxs de nuestro país”.

“Yo no puedo y yo no sé” no existen

“Los comentarios machistas siempre están. Después de un año de que el taller estuviera en funcionamiento, vino el propio intendente y dijo ‘la verdad que no les daba ni tres meses’. Y acá estamos. Nos encontró con un taller lleno de herramientas, de máquinas, con mujeres emprendedoras que sabemos dónde estamos paradas, sabemos lo que queremos y también lo que no queremos”, enfatiza. “Cuando digo que trabajo en una carpintería, hay hombres que me dicen ‘¿y qué hacen? ¿macetas?’ Y no, hacemos muebles, invernaderos, módulos, huertas, hacemos de todo. No habría diferencia entre el trabajo de un hombre y mujer”.

“Yo veo que el hombre se conforma, trabaja 8, 12 horas, dice a todo que sí, y ya está. Tiene la comida hecha, la casa limpia. Las mujeres tenemos que hacernos cargo de todo, no nos vamos a conformar con el jefe que nos mira el culo, o el que dice que no podemos por ser mujeres”, reconoce Aldana.

“Uno de los lemas acá en la cooperativa es ‘Yo no puedo y yo no sé no existen’. Todo se aprende y más cuando tenemos voluntad. Creo que las mujeres no nos conformamos en lo que está hecho si no que queremos cambiar estas condiciones que nos afectan tanto”, agrega.

En la cooperativa también hay espacio para las diversidades, que son fuertemente discriminadas a la hora de insertarse en el mercado laboral tradicional. “Hace tiempo estuvo trabajando una compañera trans; sabemos que para conseguir un trabajo siendo tras es una odisea, para ir a una fábrica le piden que se vista como hombre. En la cooperativa eso no importa. Importan las ganas, la voluntad y el querer cambiar el sistema”.

Producir y acompañar

Las carpinteras reconocen que la existencia de la CoopRAM tiene un impacto positivo para otras mujeres.

“A veces las mujeres viven situaciones límites, y cuando dicen ‘basta’, es basta. Tienen que salir a defender su casa, sus hijos, o irse de la casa del violento, para encontrarle sentido a su vida, para encontrar su trabajo y estabilidad. Creo que las cooperativas con el lugar para poder plantear todas estas cuestiones”, señala Aldana.

“Más allá de lo emocional, tiene que ver con el poder producir, poder hacer. Y demostrarle a la sociedad que no todo es romper y deconstruir sino que también se pueden construir los derechos. Nuestro sentido de vida se puede construir. Yo no soy una víctima, soy una sobreviviente. No me voy a quedar con la cabeza gacha. Buscamos demostrar que se puede cambiar y que se puede hacer algo mejor”, resume.

Las carpinteras asumen que están marcando un camino: son la primera Cooperativa sólo de mujeres y diversidades en Luján: “ya no toleramos las prácticas machistas”. Y consideran que el modo de trabajo horizontal de las cooperativas es clave en este proceso de cambio.

Apunta Aldana: “Cuando todas las mujeres podamos ir despertando, las cosas van a ser diferentes. Imaginen que no hubiera mujeres contratadas, sino en cooperativas, trabajando en comunidad, en lo que les guste hacer, todas tenemos algo que nos apasiona y la sociedad generalmente no nos permite expresarlo. La idea es esa, que vayamos despertando y viendo que podemos, nadie nos puede parar cuando estamos juntas”, concluye.

Fuente: https://www.elextremosur.com/


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