2 x 1 – La Historia está de Oferta

2 x 1 – La Historia está de Oferta
Compartilo

Ese mismo día, antes de saberlo, estuve charlando de mi historia, de la de mi familia, en una escuela secundaria de pedagogía Waldorf. Estuve allí invitado por mi amigo Santiago, docente amoroso y quien me impulsara a definir mi destino docente hace algunos años.
Como un salame, otra vez arranqué como un 8 arremetedor, y al pisar el parea, me puse a llorizquear. No hay caso. Cada vez me convenzo que no me va a pasar, y zas! me transpiran los ojos, pido disculpas y sigo. Como puedo, ya fuera de todo lo planificado para esa presentación.
Son chicos jóvenes, 17, 18 años, y me escuchan con atención y respeto. Pero más me escuchan con amor y solidaridad. Con empatía. Como pueden.
No salen de su asombro, de su indignación cuando les hablo de ese niño que fui a los 7, 8 años. Me abrazan con su miradas. Durante la charla siento que no pude transmitir lo que quería. Cuando empiezan a salir al recreo, me doy cuenta que sí. Aunque sea un poco.
Hoy hablé con Santiago y definitivamente creo que sí.
Al día siguiente ellos llegaron con la historia del 2×1 y la trastada de Los Supremos. Creo que pensaron en mi, en Miguel, en mis viejos. Algunos dijeron que van a ir el miércoles a Tribunales.
Al final, no me di cuenta, tal vez me desmayé, o entré somnoliente al área y le pegué fuerte y de punta. Al ángulo.
Otro gol!!!!!!
No nos han vencido.

Gracias Santiago!
Gracias jóvenes de la escuela San Miguel Arcángel! Les regalo a ustedes las palabras de nuestro notable poeta Victor Heredia. Palabras que escribió en estos conmocionados días. Leí mucho, pero sus palabras me han hecho sentirlas mías. Quiero 2×1 para mi.

QUE NOS DEVUELVAN LA MITAD DEL DOLOR

Por VÍCTOR HEREDIA

¿Dos por uno? Estoy de acuerdo pero quiero lo mismo para los míos, mis queridos.
Esa conmutación de pena, de dolores, de picana, de disparo fatal y feroz escalofrío. Quiero la mitad del recorrido de la bala que los asesinó, que el cañón con que violaron a Cristina se quede a mitad de camino, que la trompada no llegue a destino, que la dejen amamantar a su hijo un poco más, para que esa ternura tape el olor a carne quemada que percibo cuando entro a Capucha o Capuchita. Quiero exactamente la mitad de todo lo que padecieron. Es decir que de tanto conmutar padecimientos al fin me los devuelvan con vida

Quiero al nieto de mi madre, a mi sobrino nacido en cautiverio, ese que por razones inconmutables nunca pudimos abrazar. Sí, quiero a mi hermana y a mi padre, los quiero aquí de nuevo como hace cuarenta años. ¿No les parece justo?
Un dos por uno que retire ese océano de llanto que nos ahogó día a día en la desesperada espera. ¡Quiero ahora mismo la mitad de mi dolor, de mis temores, de mi exilio! ¿No pueden? ¿Cómo que no pueden? ¿Acaso no son capaces de torcer nuestra memoria? ¿De pretender que un asesino ya no lo es más porque se puso viejo? ¿Los devuelven a casa? Muy bien: ¿Dónde están mis amigos? ¿Dónde están nuestros hijos, nuestros padres y hermanos?

Les recuerdo una cosa:
Todavía cantamos. Todavía pedimos. Todavía soñamos.
¡¡¡¡Todavía esperamos!!!

Gracias Adrián Horton por compartir tu historia de vida con nosotros y con todos nuestros lectores y oyentes.

https://www.facebook.com/adrian.horton.71?fref=nf

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *