El grado de escalada del conflicto ucraniano no para de agravarse y aumentar

El grado de escalada del conflicto ucraniano no para de agravarse y aumentar
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Por Christian Cirilli

Como vengo afirmando en los artículos previos y en la mismísima entrevista con el periodista ruso Victor Ternovsky, el grado de escalada del conflicto ucraniano no para de agravarse y aumentar, proyectándose amplificar a todo el continente europeo, desde la Laponia finesa hasta el Cáucaso, e interrelacionarse – a través de un discurso fuertemente belicista – con el escenario asiático, con el fin de implicar a China en un conflicto simultáneo, que se dará en las zonas marítimas circundantes de su costa este, con punto focal e inicial en Taiwán.

Como habitualmente ocurre, todo paso hacia un conflicto generalizado empieza con una pompa propagandística en salvaguarda de «la libertad, la democracia y los derechos», a los efectos de demostrar ante la opinión pública y la «comunidad internacional» quién y qué configura la excusa de intervención.

Esta vez, al acto de clausura está dado por el gran «paseo de perro» de Zelenski por el «jardín europeo» (Borrell dixit), pero a diferencia de las anteriores visitas, ahora pareciera ser un acto final de los episodios anteriores signados por la gira de Jens Stoltemberg por Japón y Corea del Sur, por la visita de mandadero Scholtz por Sudamérica (para asegurar un reservorio de recursos naturales), de la presencia de Blinken por Israel (mientras «alguien» atacaba Irán) y Corea del Sur, y del sobredimensionado «incidente del globo espía» chino sobre Estados Unidos.

Vale decir: la gira de Zelenski es la última fase preparatoria, desde el punto de vista de la creación del «caldo de cultivo», de los apoyos, la organización y la fundamentación de una guerra mundial.

Siento llegar a este corolario, pero estamos ante el impensado momento pre-apocalíptico en donde se terminó el tiempo de las fintas y vamos directamente hacia una gran conflagración global; un duelo que salvo un milagro de raciocinio se dará, en inicio, tanto en Europa como en Extremo Oriente, de donde emanará un nuevo orden mundial.

No hay aquí temas territoriales o económicos menores (o puntuales). No al menos en la superficie. Lo que se dirime es la continuidad y hegemonía absoluta de un poder occidental que se mantuvo incólume durante unos 500 años, ahora representado por el coloso americano, o en su defecto, la creación de polos alternativos de gobernanza.

En definitiva, Occidente está impulsando, bajo falaces argumentos éticos de «lucha contra las autocracias», con acusaciones cruzadas de «expansiones» de sus rivales, su propia expansión, la propia supervivencia de sus élites, bajo reglas malthusianas y de pseudovalores fijadas en Davos, para evitar la disrupción de un multipolarismo de carácter poli-cultural.

Suficiente motivo para ir a la guerra e incendiar el mundo. De hecho, ya este 24 de enero el «reloj de Juicio Final» ha avanzado 90 segundos hacia la medianoche, es decir, hacia el mismísimo fin del mundo.

Quizás debería avanzar más luego de la gira del desquiciado títere del régimen ucraniano, Volodímir Zelenski, por Reino Unido, Francia y Bélgica, donde hizo sus arengas guionadas:

  • El martes en Londres, con el primer ministro Rishi Sunak y (en Buckingham) con el rey Charles III, donde le prometieron entrenamiento para soldados, tanquistas y aviadores.
    https://www.youtube.com/watch?v=7E0YLYRgRqc
  • El miércoles en París, con el presidente Macron y el canciller alemán Scholtz, quienes ratificaron su apoyo incondicional a Kiev.
    https://www.youtube.com/watch?v=fE9ndU4jVyQ
  • También el miércoles, en la sede del Parlamento Europeo de Bruselas, donde fue presentado como un héroe por la globalista Roberta Metsola y donde aseveró que «Ucrania va ganando y será miembro de la UE», ante el aplauso rabioso de un grupo de legisladores inconscientes.
    https://www.youtube.com/watch?v=OwhHv4MC8_I

Todo ello sucedía mientras Jens Stoltemberg y Antony Blinken, en conferencia de prensa conjunta en Washington, se esforzaban por enlazar a China dentro de las amenazas mundiales.

Stoltemberg dijo sin rodeos que «China está reforzando sustancialmente sus fuerzas militares, incluidas las armas nucleares sin ningún tipo de transparencia… Busca controlar el Mar de Sur de China y amenazar Taiwán», a la par que Blinken destacaba que «Estamos viendo un incremento de las actividades de inteligencia de China en Europa mediante distintos mecanismos. Utilizan satélites, ataques informáticos y, como hemos visto en Estados Unidos, globos», exagerando las capacidades chinas de intrusión.

https://www.youtube.com/watch?v=ZKyMX8aqNHA
https://twitter.com/delamopablo/status/1623636276103507968

Parece a nadie llamar la atención la repentina y insistente intención belicista del secretario general de la OTAN (supuestamente un bloque militar defensivo creado explícitamente para el teatro europeo, que por eso es Organización del Tratado del Atlántico Norte) para con un país del extremo oriente asiático, situado frente al Pacífico.

Aquí, en otra entrevista, advierte que «China prontamente se convertirá en la mayor economía del mundo y el segundo mayor presupuesto de Defensa», por lo que ni siquiera disimula la ambición occidental – como a fines del Siglo XIX con las «Guerras del Opio» que condenaron a China a un «siglo de humillación» – de cercenar su potencialidad a través de una guerra de demolición que destruya su desarrollo y liderazgo.

Como sostuve muchas veces, la «primera línea de fractura» en Ucrania es un golpe inicial – con el objetivo de someter a Rusia, esto es, destruir su liderazgo soberano, socavar su potencialidad económica y tecnológica, acabar con su poder militar, demoler su identidad cultural y fragmentar su territorio en nuevas administraciones pro-occidentales para expoliar sus riquezas, con el fin de luego ir por el «premio mayor», China, que sin Rusia tendría la «espalda descubierta» y sería demasiado vulnerable.

El proyecto de balcanización de Rusia se denomina «Naciones Libres de Post-Rusia»: https://twitter.com/freenationsrf y me referí a él aquí: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1845861032446221&id=100010670267123

La foto liberada adrede de Sunak y Zelenski a las carcajadas con cascos de aviación, anticipando el suministro de aviones de combate (o la intervención de las fuerzas aéreas europeas a través de no-fly zones o bombardeos masivos, típicamente la forma en que empiezan los conflictos en Occidente), produjo una firme respuesta de la embajada rusa en Londres, que sostuvo «Rusia encontrará una respuesta a cualquier medida hostil que tome la parte británica» prometiendo que deberá asumir la responsabilidad de una «cosecha sangrienta» con las «consecuencias políticas y militares que se deriven para el continente europeo y el mundo».

¿Se entiende el nivel de gravedad al que estamos llegando? No estamos hablando de una respuesta únicamente política, sino puramente militar y lo están advirtiendo.

El ex primer ministro israelí, Naftali Bennet, que en algún momento intentó intermediar para lograr un proceso de paz entre Rusia y Ucrania, confesó amargamente que fue la implicación angloestadounidense la que impidió la continuación de las negociaciones entre las partes porque la idea era seguir pujando hasta la derrota total del gobierno de Putin (y su suplantación por un gobierno «moderado», mi agregado…)

Con todo este calentamiento verbal, Kim Jong-un saca a relucir en un fabuloso desfile (como nos tiene acostumbrados) su «nuevo» arsenal nuclear y presenta en sociedad a su pequeña hija, Kim Ju Ae, ¿su sucesora?, mientras su esposa, Ri Sol-Ju, lucía un collar con un misil balístico intercontinental Hwasong-17 enchapado en oro (tremendo metamensaje, como en simetría siniestra con la imagen de Zelenski y Sunak riendo bajo sus cascos de aviación).

https://twitter.com/gusgaitan/status/1623650364024139782

Recordemos que hace apenas días, la bella hermana del dictador norcoreano, Kim Yo-Jong, manifestó mediáticamente que su país iba a estar «en la misma trinchera» con Rusia en lo que destacó como «un preludio de guerra».


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