¿Hay lugar para los Técnicos en el Sistema de Ciencia y Tecnología?

¿Hay lugar para los Técnicos en el Sistema de Ciencia y Tecnología?
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Por Bruno Pedro De Alto,
Licenciado en Organización Industrial (UTN) y

Especialista en Gestión de la Tecnología y la Innovación (UnTref)

Las distintas miradas del conocimiento tecnológico.

Imaginemos una casa, como puede ser la nuestra, que tiene un sistema de telefonía, internet, y equipos informáticos. Todos instalados y conectados a la red eléctrica. Algo común, sencillo, pero intrínsecamente complejo. Sin embargo, esa complejidad puede ser desentrañada, e interpretada, desde el conocimiento tecnológico.

A este ejemplo le vamos a sumar cinco personajes representativos de cinco posibles (y arbitrarias) maneras de ver la técnica, la tecnología y la ciencia imbricada en esa maraña de cables, equipos y ondas. Podemos invitar a nuestra casa a un electricista, un técnico, un ingeniero, un tecnólogo y a un científico. Todos con conocimientos en el conjunto de temas señalados: las tecnologías informáticas y las telecomunicaciones (Tic´s). Le vamos a preguntar a cada uno, lo mismo. “¿Qué aspectos técnicos, tecnológicos y científicos, ve usted en esta instalación?”

El electricista dirá:

Reconozco los equipos en general, y que función cumplen. Sé cómo se interconectan; puedo definir la trama de las conexiones; cual es el mejor modo de instalarlos, el lugar y uso de materiales de fijación; puedo elegir los mejores materiales; se dónde comprarlos e incluso donde hay buenos precios y calidad; etc. Puedo verificar el correcto funcionamiento.”

El técnico dirá:

“Teniendo los parámetros de uso y consumo, puedo calcular y seleccionar que equipos disponibles en el mercado puedan dar respuesta a esas demandas. También puedo configurarlos de acuerdo a las necesidades del uso, siguiendo los procedimientos diseñados por los fabricantes”

El ingeniero dirá:

“Conociendo el rango de uso y parámetros generales de estos servicios, puedo diseñar la mayoría de estos equipos y dispositivos. Igual que calcular y seleccionar componentes. También puedo definir pautas de uso, rutinas de control y mantenimiento. Sé cómo se fabrican y puedo intervenir en esos procesos.”

El tecnólogo dirá:

“Conozco las tecnologías implicadas. Puedo usar dichas tecnologías en otros ámbitos o nuevos usos. También puedo desarrollar nuevas tecnologías, para que cumplan las mismas funciones que el sistema de la casa requiere. Estoy en condiciones de diseñar los procesos productivos que produzcan esas nuevas tecnologías”

Y finalmente, el científico dirá:

“Puedo imaginar y verificar la validez de nuevos principios físicos y químicos que permitan el almacenamiento y la transmisión de señales y datos. Sé cómo resolver problemas implícitos en las tecnologías utilizadas, haciéndolas más sencillas, económicas y/o ecológicas usando nuevos principios y lógicas. Puedo imaginar un nuevo sistema radicalmente distinto al actualmente conocido.”

Habiendo hablado cada uno a su turno, cada especialista nos ha demostrado que ese conjunto de conocimientos de las Tic´s puede recibir distintas miradas. Miradas que se fundan en los roles y conocimientos de cada uno de ellos. Es decir, hay distintos niveles de conocimientos tecnológicos, y estos están asociados a distintas actividades humanas, que a su vez requieren distintos procesos formativos, de los cuales nos ocupamos más adelante.

Esas actividades y roles, expresadas en niveles de un mismo conjunto general de conocimientos técnicos, tecnológicos y científicos, a su vez se expresan en distintos “paquetes” tecnológicos. Dicho de modo más sencillo, las personas que ejercen esos diversos roles a distintos niveles de conocimiento, producen y manejan ese conocimiento a través de distintos “formatos” o instrumentos característicos de esas distinciones. De esta manera se puede configurar una verdadera “pirámide” del conocimiento.

De este modo, desde el investigador hasta el electricista, pasando por los tecnólogos que hacen investigación y desarrollo, los profesionales y los técnicos; el conocimiento se expresa en formatos que van de mayor a menor complejidad y/o contenido, de acuerdo a esos niveles.

Son, por ejemplo, las patentes de propiedad intelectual, la descripción de los procesos, los procedimientos, las fórmulas, los planos, la asistencia técnica, los ensayos, las certificaciones, la construcción de base de datos, las capacitaciones básicas.

Obviamente esta es una lista tentativa, y no necesariamente cada tema está restringido a un solo nivel.

Quien ha explicado muy bien esta pirámide del conocimiento es Fidel Alsina. Lo hizo desde la Fundación Bariloche, aquel antecedente histórico del prestigioso Instituto Balseiro.

Pirámide del Conocimiento, según Fidel Alsina

En un interesante artículo, Alsina decía que podemos clasificar los tipos de conocimientos que corresponden a otros tantos tipos de actividad humana, en los siguientes niveles: enseñanza, técnico, profesional, desarrollo e investigación. Tal como lo hemos hecho más arriba para el ejemplo de las Tic´s.

Enseñanza, es donde los conocimientos se toman de los textos para que la docencia trabaje con sus destinatarios. En el nivel Técnico, quien posee el conocimiento lo usa personalmente, aunque sin elaboración. Dispone de una receta, y produce según las reglas que conoce. En cambio, el Profesional no dispone de una receta, sino de un conjunto de “leyes” y con ellas le es posible actuar sobre campos muy dispares.

Ya en un nivel superior, se encuentra el tipo de conocimiento conocido como Desarrollo. Allí se distingue del profesional no por el tipo de conocimientos sino por la actitud. Las teorías se usan al límite casi al límite de su validez- y en casos críticos. La actitud es “criterio” y “audacia”. Se extrapola en vez de interpolar. Aparece el error. Finalmente, por encima del anterior, la Investigación. Con ella se inventan las “leyes naturales” que constituyen el marco teórico y los modelos estilizados de la realidad. No hay reglas especiales para hacerlo. El error adquiere una importante cuota y su opuesto, “el éxito” es fruto tardío y excepcional. Luego, Alsina describe:

Son cinco niveles distintos, ordenados por grado creciente de elaboración del conocimiento, pero se entiende que no son cinco terrazas separadas. Sino más bien cinco puntos de referencia tomados sobre una misma rampa.

Pensando en el objeto de este artículo, el trabajo de los técnicos y los profesionales, se entremezclan, y a veces pueden confundirse. Fidel Alsina se detiene a describirlos en sus rasgos propios más relevantes.

Profesional:

No dispone de una receta, sino de un conjunto de “leyes” que se refieren a modelos estilizados que solo existen en la imaginación; con esas leyes es así posible reparar muchas recetas, para actuar sobre materiales muy dispares.

Técnico:

Quien posee el conocimiento no lo transmite, sino que lo usa personalmente, aunque sin elaboración. El “técnico” dispone de una receta, y si le dan materiales y ocasión produce obra o muchas, según las reglas que conoce.

Volviendo al ejemplo de la casa, y de las distintas miradas, en especial las miradas del técnico y la del profesional, por ejemplo, un ingeniero o físico, vemos la correspondencia entre aquellos dichos y éstas definiciones.

La adquisición de esos distintos tipos y niveles de conocimiento, merecen alguna atención y mención en este escrito. El pasaje, incremental en complejidad, desde el oficio de electricista, hasta el científico, no es necesariamente la misma trayectoria. Hay varios ejemplos: se puede acceder a cada uno de los tres tipos de conocimientos inferiores, sin necesariamente haber pasado por otros. No puede decirse tan fácilmente lo mismo para acceder a un nivel de tecnólogo o investigador: para ello es imprescindible haber pasado por el nivel profesional. Lo común es que quien hace desarrollos o ciencia, necesariamente tenga una formación profesional afín y previa.

En esta “rampa” de los conocimientos tecnológicos, hay otras dos enseñanzas interesantes más.

Una de ellas es cierto “efecto cascada”. Los conocimientos científicos que se producen en la cumbre, van bajando de nivel. La novedad habilita su uso en nuevos desarrollos. Luego los ingenieros sistematizan esos saberes y los usan de manera universal; transformadas en recetas, los técnicos las replican de manera general; y finalmente los que detentan el oficio calificado en el tema, los usan de manera operativa. Este proceso puede durar décadas o pocos años.

Otro aspecto interesante de la “rampa” del conocimiento tecnológico, es la cantidad relativa de personas que lo integran. En un principio, se puede deducir que la cantidad de personas decrece en función de los niveles superiores, que a su vez requieren mayor nivel de formación. Los niveles del conocimiento básicos, los oficios, los técnicos, son los “más populares”. Una medida del desarrollo tecnológico de un país, es tanto ensanchar la base, como hacer menos estrecha su cúspide, en términos relativos a los niveles inferiores.


La famosa Ley de Ohm, hoy conocimiento básico de la electricidad, fue un importante trabajo de investigación del físico y matemático alemán Georg Simon Ohm, en 1827 tenazmente ensayó diversos materiales eléctricos y dieléctricos para determinar su resistencia al paso de la corriente. Estas relaciones entre el potencial, y la intensidad, están dadas por la naturaleza de esos materiales. Aquella investigación dio como corolario la Ley de Ohm, donde Ia intensidad (I) es proporcional a la diferencia de potencial (V), e inversamente proporcional a la resistencia (R).

Reflexiones sobre el conocimiento tecnológico y el método.

Queda claro que un conjunto de conocimientos tecnológicos de un determinado tema, las Tic´s del ejemplo o cualquier otro, se conforman por niveles de complejidad. Entre esos niveles no hay escalones ni claras divisiones, pero, por regla general, se las puede identificar entre sí. En cada uno de esos niveles, hay distintos individuos que poseen distintos conocimientos específicos, que realizan sus actividades que también son diversas. No obstante, los conocimientos tecnológicos tienen un importante patrón: es el modo en que se obtiene el conocimiento y de cómo se opera con la realidad. Ese modo, basado en cierta secuencia de pasos predeterminados, es el método. Una de las características relevantes del conocimiento tecnológico, es la preeminencia del método.

Pero nuevamente aquí, en la especificidad de qué nivel de conocimiento es el que se opera, el método también tendrá su especificidad. La bibliografía destaca, por lo menos, cuatro métodos asociados utilizados según los diversos niveles del conocimiento tecnológico.

Son el método propiamente dicho, el método de la ingeniería, el método científico, y el método tecnológico.

El método propiamente dicho, es esencialmente una secuencia de tareas predeterminadas con el fin de garantizar un resultado esperado. Es un “paso a paso”. Las recetas de cocina son el ejemplo cotidiano más identificable con esto. Para las Tic´s, un manual de instrucciones, o un procedimiento, son secuencias asimilables al método. Así caracterizado, el método es la herramienta de quien detenta un oficio, el que usa un trabajador calificado en determinada rama productiva. Siguiendo el paso a paso, tiene garantizado el cumplimiento del resultado esperado o buscado.

Los otros métodos, el de la ingeniería, el científico, y el tecnológico, no garantizan un resultado determinado. En algún caso, ese resultado puede ser previsible o estimado, pero no conocido con anterioridad. Aquí el método, lo que garantiza es la realización de los pasos adecuados, y en la secuencia correcta.

Por ejemplo, el Método de la Ingeniería permite que el concepto generado, una solución a una necesidad o problema, verifique en primer lugar su factibilidad y, en segundo lugar, se logre el diseño a nivel detalle para lograr el producto o sistema concebido.

Los métodos Científico y Tecnológicos, son secuencias de paso que permiten lograr conocimientos y resultados de mayor complejidad. El científico permite producir conocimiento original. Primero ofreciendo una respuesta provisoria al problema o pregunta planteada, es la hipótesis; y luego habilita una serie de actividades, generalmente experimentales que hacen que se sepa si esa hipótesis es válida o no. En cambio, el Método Tecnológico, permite concebir una solución a un problema, aunque no se sepa a primera instancia cómo se lo resolverá. Pero asegura que se utilizarán conocimientos de base científica para resolverlo. Luego, se realizarán diversas estrategias para lograr el artefacto o solución. Estos resultados, suelen estar en una etapa previa a la industrialización. Son los desarrollos tecnológicos. Son los antecedentes técnicos de la innovación.

Técnica y ciencia en el laboratorio tecnológico.

Traer la figura de Tomás Alba Edison (EEUU 1847 – 1937) tiene el atractivo de permitir mostrar la originalidad que trajo aparejada la creación de sus laboratorios en Menlo Park, New Jersey, EEUU . Su estilo de trabajo y los espacios institucionales que creo, significaron un cambio conceptual para el desarrollo tecnológico.


A Edison se le adjudica la frase “El genio está compuesto de uno por ciento de inspiración y noventa y nueve por ciento de transpiración”, dando pie a la idea que los logros tecnológicos requieren una intensa tarea para obtenerlos. Su formación de base fue escasa, era un hombre autodidacta, trabajador, “metía mano” y obsesivo.

En 1876 Edison, que se definía como “científico industrial”, creó un laboratorio de investigación destinado a producir invenciones de “todo tipo” para la industria. Posteriormente, creó otro laboratorio destinado para “perfeccionar rápida y económicamente un invento hasta hacerlo apto para la comercialización”. Estos laboratorios fueron una verdadera novedad organizativa, en cuanto su dimensión, organización y objetivos.

Las anécdotas de las infinitas pruebas con diferentes materiales, tanto para lograr un micrófono y la lámpara incandescente, le dieron fama de ser un inventor hecho en base al método de “ensayo y error”. Pero sus 1.100 patentes deberían desmentir esa afirmación, como también lo hacen recientes investigaciones, dado el interés que va despertando el estudio de lo metodológico en la innovación y la creatividad.

Una clave para entender la concepción que tenía Edison sobre del desarrollo tecnológico, es ver como formó su equipo de trabajo. Se trataba de personal de las características adecuadas y complementarias. Contrató a físicos, químicos y matemáticos para “tener a alguien a mano en caso de que necesitemos hacer algún cálculo”. Pregonaba que había que usar con eficiencia las capacidades de cada uno.

Hay un punto llamativo y muy importante. Edison insistía que se debía de contar, además, con colaboradores que tuvieran una gran destreza manual.

Imagen del laboratorio de Menlo Park, de Edison. Obsérvese la distinta postura de los hombres de la foto.

En la interesante foto de archivo de los laboratorios de Menlo Park, que se muestra arriba, se observa a un conjunto de colaboradores de Edison. Tres de ellos están atentos a lecturas, una tarea intelectual. Pero hay un cuarto que está explícitamente usando las manos, trabajando sobre un dispositivo: es alguien con “destreza manual”.

Un laboratorio tecnológico, es una fábrica de tecnología. Un laboratorio de ciencias, es una fábrica de conocimientos. En ellas, más allá de su especificidad, conviven los distintos niveles del conocimiento tecnológico: los niveles del oficio, el técnico, el profesional, el desarrollo y el de la investigación. Como en el ejemplo de la casa y las Tic´s. Todos lo hacen desde una mirada distinta, pero sobre el mismo objeto.

La Educación Técnica como parte del Sistema de Ciencia y Tecnología.

La producción del conocimiento, y su gestión es una de las actividades más importante en las sociedades modernas, porque en ella va su subsistencia y su desarrollo. Por lo tanto, las sociedades más organizadas, dan alta importancia a la institucionalización de esos procesos. Por lo tanto, una sociedad moderna, con ciencia y tecnología como factor de desarrollo, cuenta con una trama de instituciones, asociadas a distintitos niveles de conocimiento, y distintos objetivos.

En general, se puede observar tres grandes áreas institucionales de la ciencia y la tecnología. Son las que por sus funciones son llamadas de Investigación y Desarrollo (I+D); la de Servicios de Transferencia e Innovación; y la de Educación Tecnológica.

Área de Investigación y Desarrollo (I+D)

Esta área esta constituida por sub áreas, que de manera muy simplificada se encuadran en la división de investigación básica e investigación aplicada. Institucionalmente hablando son organizaciones público o privadas, donde a través del trabajo sistemático, metodológico, se descubren o desarrollan conocimientos nuevos. Su estructura clásica, es la de un laboratorio, donde se “fabrica” conocimiento o tecnologías. Allí están los científicos y los tecnólogos.

Área de Servicios de Transferencia e Innovación.

Si se concibe al conocimiento científico o tecnológico, como una mercancía, de hecho, lo es, puede pensarse que la misma tiene quien la compre, la adopta o la use. Los procesos de apropiación, adopción y uso, suelen ser implementados por organizaciones especializadas en ello. Están ligadas a los organismos donde se producen dichos conocimientos, pero también pueden ser independientes de ellos. Son, en definitiva, un eslabón entre quien “fabrica” el conocimiento, y quien lo “usa”. Esas sub áreas se ocupan de la Asistencia Técnica y Asesoramiento; y de la Consultoría y Extensión.

Área de Educación Tecnológica

Completando todo el sistema, esta área garantiza la reproducción de los recursos humanos que la integran. En primera medida, la divulgación de la Ciencia y la Tecnología genera conciencia y valoración social sobre ella. Las iniciativas como el canal de televisión TecTV, los libros de divulgación – los más famosos son los libros de matemática de Adrián Paenza -, las charlas de los científicos con el ciudadano común, las ferias de ciencias, etc.

En cuanto a la formación de los trabajadores, técnicos, tecnólogos, científicos, etc., los sistemas generan distintas instancias que las podemos clasificar en dos grandes áreas: aquellas que son puntuales, vinculadas a habilidades laborales o técnicas específicas, como la operación de equipos o el seguimiento de procedimientos; y aquellas que están vinculadas a la formación de profesionales ligados a las actividades técnicas y científicas. Son la Capacitación Tecnológica y la Educación Científico Tecnológica.

Nos centraremos en el Área de Educación Tecnológica.

Ella es la que forma los recursos humanos de todas las demás áreas, son instituciones de la Educación Pública, tanto de gestión estatal como privada, y que abarcan niveles de oficio, técnico, universitario y posgrado. Estas instituciones educativas, por su cobertura territorial, tienen estrecha cercanía a las problemáticas socio – productivas, y tienen la posibilidad de transferir tecnología, como también de detectar demandas del sector productivo próximo. Estos dos últimos puntos son situaciones que las direcciones de las instituciones deben aprovechar al máximo para mejorar la performance de las mismas y de la educación impartida.

La novedad, un típico descuido de los niveles superiores del sistema de ciencia y tecnología, es tener en cuenta a la Educación Técnica como parte de este entramado. La importancia de las escuelas Técnicas es doble en esta perspectiva. Como ya se dijo antes, todo sistema de Ciencia y Tecnología requiere de buenos técnicos, de personal con habilidades manuales, con recursos que sean capaces de diseñar dispositivos y equipos para investigar y desarrollar.

Y algo muy importante: los jóvenes estudiantes del nivel técnico, pueden ver despertar su vocación científico – tecnológica en esta etapa tan importante de sus vidas. El encontrarse con las cosas, técnicas, pero parte de un sistema científico – tecnológico, las resignifica, y ellos mismos se resignifican como futuros científicos o tecnólogos.

Algunas ideas para la Ciencia y la Tecnología en las Escuelas Técnicas.

Lo anteriormente dicho, la formación habilidades técnicas para la ciencia y la tecnología, como también la autopercepción como futuros hombres del sistema de ciencia y tecnología, pueden ser reforzadas con prácticas y actividades concretas y sistemáticas impulsadas por las Escuelas. A continuación, una serie de propuestas para considerar:

  • Incentivar el pensamiento científico. Actividades afines: vistas, divulgación, charlas, etc. Vínculos con organismos de CyT. Destacar a la ciencia y sus protagonistas de hoy de siempre, como un hecho relevante.
  • Actualizar la “destreza manual” que decía Edison. ¿Manejo de software, 3D, armado de sistemas de tecnologías combinadas, uso de instrumentos?
  • Desarrollo de la creatividad: formular duetos “problema – solución” para cada ocasión que se pueda.
  • Mucha feria de ciencias, de proyectos sociales, de emprendedorismo, y Prácticas Profesionalizantes bien diseñadas.
  • Vínculos “por abajo”, con centros de formación profesional. Vínculos “por arriba”, con universidades.
  • Seguir estudiando siempre.

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